Thursday, November 09, 2006

Aura metempsicosis


aquello que se grita
en silencio,
se esconderá en los gritos,
en los ruidos,
de todo lo no dicho
antes de la muerte.

O cuando el alma sea
lo último
que recordemos


haber perdido

Sunday, October 22, 2006

Nacer de...


Lo sé, lo entiendo: existís.
Sos tan real como esas lágrimas que no te muestro, como esa pequeña marea que sube cada noche hasta la muralla de mi pecho, cuando tu latido yace lejos de mis sueños interrumpidos.
Te veo, te oigo: y casi creo que no me ves verte, ni me oís oírte. Se que sabemos ser algo austeros a la hora de no estar, y muy simples cuando estamos.
Se, también, que andamos a la caza de los gestos, como dos panteras que se pisan la sombra mientras van viendo un reflejo extraño, opalino, y se van en la misma reflexión de estar y no estar.

Te entiendo, te se ser: existimos. Y cada momento de gravidez oscura que me despierta en la madrugada me lleva de nuevo a pensar en vos, en encontrar esa adicción a los temblores de tus manos, a las fiebres que me dan antes de que amanezca.
Y esa sacudida del cuerpo, del alma, ese deseo de curar tus heridas latentes hacen que me olvide de que mucho tiempo, durante muchas horas, lo único que supe hacer fue ver las cosas morir.

Y ahora, mientras la lluvia cae, mientras el daño en nuestras almas tal vez sea irreparable como un desierto de sombras, quisiera verte nacer en mi costado, en mi carne, en mis costillas, quisiera no verte morir más, quisiera sentirte caer en las tragedias, esquivar esos susurros de serpientes que tanto te hieren los dedos, y darte una, una sola y maldita y pequeña noche, para que descanses y no tengas miedo…
al menos esa misma noche,
en la que yo
no desee
ni deba
ver las cosas morir

Saturday, October 14, 2006


Entre pecho y espalda, con el dolor que las agujas describen sin colores, tengo cadenas de círculos y pequeñas muertes que, cada mañana, me golpean al enfrentarme con el sol.


Entre pecho y espalda, dije, oculto entre un desierto interminable de hielo y estrellas muertas, tengo tu sonido vago de respirar. Te voy llevando, como recuerdo de que la vida vale la pena, como amuleto a dejar de lado, ya de una vez, las ideas de metal y posesiones de oscuridad absoluta. En ese desierto, que llevo entre pecho y espalda, hay un breve jardín, que en el medio tiene una fuente, que entrega agua únicamente de noche: agua bendita, una vez que tus labios se posan en mi piel, que tus dedos acarician las espinas de mi espalda.

Entre pecho y espalda, te llevo, y a veces me gustaría cargarte, para que tus pies sangrantes descansen un rato. Me gustaría llenar tu espíritu de jazmines verdes, reinas de noche blancas y no me olvides amarillas... Quisiera, mostrarte, darte, tocarte, las coronas de novias que custodian ese lugar donde siempre te llevo, en la carne, en los silencios, brindarte con las copas que ya no bebo, tallarte una estatua de madera de hielo, con los vidrios que abrieron paso a la tempestad llamada con tu voz.

Entre pecho y espalda, quisiera, vida, llevar el desencanto de hacer de cuenta que no veo esas lágrimas en tus mejillas, hacer de cuenta que soy fuerte y que puedo soportar los silencios que me pidas, entregarte toda la nada que tengo, decirte que sentir de nuevo duele y atemoriza...

Entre pecho y espalda, me cargo tu aroma, te pongo en los salones de mis colecciones de recuerdos vivos, te pongo en mis pupilas, te pongo como estandarte estoico a los que todavía se asombran al no verme muerto...

Y te llevo a mi lado, firme y gentil, como custodia de mi recelo a la poesía de llevarte a un camino luminoso de sombras, donde pueda regalarte una muñeca tonta, una flor y un poema, una sutil muestra de que mis manos torpes quieren poder regalarte un poco de vida...

Sunday, September 10, 2006

Panteras...


Su esbelta negrura aterciopelada, que semeja no tener otro peso sino el suficiente para oponerse al aire con resistencia autónoma, va y viene monótonamente tras de los hierros, ante quienes seducidos por tal hermosura maléfica allá se detienen a contemplarla.
La fuerza material se utiliza ahí en gracia dominadora, y la voluntad construye, como en el bailarín, un equilibrio corporal perfecto, ordenando cada músculo exacto y aladamente, según la pauta matemática y musical que informa sus movimientos.
No, ni basalto, ni granito podrían figurarla, y sí sólo un pedazo de noche. Aérea y ligera lo mismo que la noche, vasta y tenebrosa lo mismo que el todo de donde algún cataclismo la precipitó sobre la tierra, esa negrura está iluminada por la luz glauca de los ojos, a los que asoma a veces el afán de rasgar y de triturar, idea única entre la masa mental de su aburrimiento. ¿Qué poeta o qué demonio odió tanto y tan bien la vulgaridad humana circundante?Y cuando aquel relámpago se apaga, atenta entonces a otra realidad que los sentidos no vislumbran, su mirada queda indiferente ante la exterior fantasmagoría ofensiva. Aherrojada así, su potencia destructora se refugia más allá de la apariencia, y esa apariencia que sus ojos no ven, o no quieren ver, inmediata aunque inaccesible a la zarpa, el pensamiento animal la destruye ahora sin sangre, mejor y más enteramente.
Luis Cernuda

Friday, August 18, 2006

Dulzura // Autora Irene Vilches

dulzura
Vida enferma ligada a las agujas,
juventud marcada con cardenales…
…interrumpida…
Suave piel violada por el exceso,
dolida por lo hecho y por hacer,
ultrajada por manos expertas y blancas
que saben qué vendrá después.
Vientre dispuesto,
dedos que tocan,
dulce sangre corriendo
por jóvenes venas sin vida que perder…
Y mis ojos hambrientos buscando
un nuevo amanecer…
El futuro ciego atormenta mis noches,
juegos y risas muertos antes de nacer.
Pasado, presente…
…el futuro que perdí ayer…

Noche de fantasma

Otra noche como un fantasma
con letras siendo rasgo de cierta
“vida”
con letras
y vida
que no valen nada
salvo la tinta que se desperdiga
en hojas que nadie lee.

Vida que no cierra
que no muere
ni respira
que no llena días
ni noches,
que se hace extraña
para quien la mira.


Y otra noche en sábanas limpias
que amanecen sin arrugas
y frías
con la liviandad de un cuerpo
que carece de peso
que no refleja espíritu,
que carece de alma.

Otra noche con miedo
de intentar dormir
sabiendo que al rato
el placebo del descanso
se extingue en la boca
de pesadillas viejas y nuevas,
otra noche jugando
a ser un fantasma
que vive despierto
soñando que muere otra vida
que se hace amarga
porque cuando despierta

nunca está verdaderamente muerto.

Wednesday, April 19, 2006

Tu halo


recorrer los detalles que olvidé te daban vida
aunque nunca me los hubieras mencionado
decirte, de nuevo, que me da placer verte bien
que cada noche es morirme cuando
sueño que el halo de tus palabras me cubren
cuando cae mi presión corpórea, cuando los ojos
ya no distinguen otra cosa más que ese
constante haberte encontrado
sin buscarte
en esas delgadas sombras

es como decir que nunca me abandonaste
es como saborear la lluvia cuando no puedes
dejar el rastro de una noche
por que tu cuerpo ya no es el de antes.

es recordar tu nombre en cualquier otro nombre
es buscarte en cualquier figura,
recorrer las calles a la espera
a tu espera

es vivir en tu halo, que en las noches me visita
es saber que ya sos parte de mi para siempre
es entender el final de lo eterno
diferencia entre para siempre
y nunca más.

Carta Nº1


Cambiar, mutar, quedarse a mitad de camino de una noche cerrada. Extender las manos para percibir eso, para buscar aquello que, dicen, cuentan, no existe.
No existe porque nadie lo ve: eso es verdad. Pero si yo lo percibo, si yo veo una sombra un poco más delgada. Si yo conozco su aliento. Si yo entiendo que me habla de una forma, de una manera tan particular… ¿Eso indica que yo habito en un sitio que no existe?

Eso indica que no (en verdad, decilo sin temores) existo.

Eso indica que vos no pudiste ver los sueños que yo sufrí, ni has tenido la realidad tan dulcemente perdida en una noche que no amaneció nunca.

Yo he visto esos seres. Yo soy esos seres. Yo me alimento de esos seres.
Yo me persigno. Yo me animo a mirarlos a los ojos. Yo quiero que me cuenten su verdad infinita.
Porque hablan de nosotros. Hablan de mí.

Hablan. Investigan. Sufren.

Es simple. Formar parte de cambiar, de mutar. De no quedarse a mitad de camino de otras personas. Espero entiendas mi forma de desaparecer de la carne, de convertirme en una sombra, de formar parte, todavía, de esas propiedades abstractas que vos no dejaste de ser. Ni siquiera cuando estuve muerto, en tus brazos, y ahora, que te veo mientras me recordás, me alegra saber que todavía estoy con vida en tu memoria.